En la cursada del Diplomado de TVP que imparto cada integrante hace, como mínimo, una regresión guiada por mí.
La intención de esto es doble: por un lado vivir la experiencia a la vez que sanas algún tema y por otro es que observen, con cada uno de los integrantes del grupo, de que manera se va hilando la trama personal en el subconciente de cada quien y cuál es la forma de resolverlo terapéuticamente, aplicando la técnica diseñada por el Dr. Cabouli a lo largo de casi treinta años de observación y experiencia profesional.
En la práctica se comienza con la anamnesis (datos que se recogen de la historia del paciente) y cuál es el motivo de consulta preguntado generalmente ¿ que necesitas sanar? . Luego acompañamos al paciente para que entre en “estado expandido de conciencia” (es el estado en el que estamos cuando meditamos). Hay varias técnicas para entrar en EEC y muchas veces llegan a la consulta estando en EEC y no es necesaria ninguna inducción.
Luego, a medida que el paciente relata y revive la experiencia, como terapeuta indagamos en profundidad y hacemos las preguntas pertinentes para provocar el insight, el darse cuenta en el paciente de “como esa situación del pasado le afecta en su presente”.
En ésta experiencia Fernanda es alumna cursando el Diplomado de TVP y necesitaba sanar dolores de su cuerpo . Ella misma ha plasmado su trabajo terapéutico:
………..”No sé bien por dónde empezar a narrar mi expansión de conciencia pero haré el intento de empezar así: todo fue por qué mi brazo derecho se dormía intermitente y varias partes de mi cuerpo del lado derecho duelen.
Comencé respirando y contestando preguntas básicas sobre mí, después Lili me pidió diera 10 palabras y después uniera con ellas una historia.
Así fue como empecé y cuando me di cuenta podía verme a mí misma parada entre el closet y mi cama como de 6-7años con un vestido de algodón blanco de orillitas azules en el cuello y las mangas, me sentía muy ansiosa y miraba a la puerta de la recámara sabiendo que alguien subiría por las escaleras y el sentimiento que me genera es de ansiedad y miedo.
Sé que es mi papá el que llegara por ahí, puedo sentir el aroma de la casa y verla perfectamente. Me siento muy confundida por qué me gusta mucho ver a mi papá pues no tengo recuerdos “del todo malos” de él, sé que lo amo y que con él siento protección pero a la ves algo muy fuerte, me hace sentir miedo y coraje hacia él.
De un momento a otro razono, a través de preguntas que hace Lili, que ese miedo que sentía de niña no era real al 100, sino que mucho lo había escuchado y aprendido de mi mamá.
Después me veo sentada a la mesa con mi hermano, la esposa de mi papá y mi papá. No podíamos ser niños normales y ruidosos, eso le ponía muy enojado a mi papá.
Me veo después jugando con mi hermano en la sala sin hacer ruido…..y nuevamente, a través de las preguntas de Lili, estoy entendiendo como niña, que puedo entender y amar a mi papá “así como es” y que quiero devolverle a mi madre su miedo y odio a mi padre el cual no me corresponde. Me estoy dando cuenta que eso es lo que sentía mi niña y me generaba mucha confusión.
Viene después un destello hermoso de luz de sol que genera se me dificulte ver dónde estaba pero el inconfundible aroma del mar y su imagen azul aparecen junto con una profunda sensación de paz y alegría, y es en ese momento cuando me doy cuenta que estoy parada de 12 años delante de mi abuelo en su último verano antes de fallecer, sonrío automáticamente y al verlo de nuevo allí, sonriendo y queriéndome, me doy cuenta que la sensación que tenía de que le fallaría por amar a mi papá aparece, la vivo y se desvanece, y asumo que fueron amores muy diferentes y que jamás le fallaría por querer a uno u otro. Podía sentir el calor y humedad de la playa y la sensación del aire húmedo entrando por la ventana del balcón del departamento, me vi sentada a su lado mirándolo jugar cartas y disfrutar del aire como le gustaba frente a la ventana como literalmente pasamos, él y yo, ese verano.
Se corta la imagen de paz y comienzo a sentir enojo y ansiedad, comienzo a llorar angustiada, un poco de asco y más ganas de llorar.
Veo una mesa de madera de cocina, el reflejo de los ceniceros y botellas de vodka, me siento mareada y me doy cuenta que tengo 18 años y es noviembre del 2005, que estoy sentada sobre mi novio de ese entonces, Daniel, y que a mi lado izquierdo esta Oscar y a mi lado derecho mi hermana mayor Ana.
Me veo pasarla lindo, son como las 6pm seguimos bebiendo y me siento bien, se ve como si se hiciera de noche y me siento borracha, decidimos subir a dormir, empiezo a sentir mucha frustración y pena. Me veo a mi misma subir la escalera platicando con Daniel, en ese momento me sentía en paz ( no sabía que pasaría luego), entro a mi cuarto y desnudos los dos fajamos un rato y «caemos dormidos» o al menos eso pienso yo, puedo sentir cómo se relaja mi cuerpo y de un sobresalto me despierto por qué lo siento sobre mí y no puedo quitarlo, estoy vulnerable, el cuerpo está relajado, no puedo gritar y me siento muy confundida. Puedo sentir el forcejeo suave por lo relajada que estoy y puedo sentir como penetra y el tampax se desvía hacia la derecha y duele mucho, puedo sentir como ya no logro conciliar el sueño, siento el cuerpo pesadísimo y escucho la voz de Lili con mucha paz.
Sigo viendo escenas, puedo ver cómo amanece y empiezo a sentir de nuevo la angustia que sentí ese mismo día. Mi cuerpo tiembla y no puedo dejar de llorar, me veo a mi misma en el baño tratando de alcanzar el tampax y recuerdo que ese día lo único que pensaba es – cómo se lo diré a mi mamá – ¡que horrible sensación! podía sentirla como si estuviese ahí, sentía una traición enorme hacia ella y puedo volver a sentir la emoción y sensación de ese momento… para resumir un poco….. me veo a mi misma enfrentado la situación ante el ginecólogo, a quien no logré engañar, retira mi tampax pero guarda la información que le doy sin decir nada a mi madre. Haberlo dicho me hace sentir más en paz.
Lili me pide que me siente suavemente para traerme a mi padre y hablar con él.
Lo veo frente a mí, parado en su cuarto de televisión. Había sillones rojos, él está vestido con una camisa tipo mezclilla, puedo verlo a los ojos y siento un profundo amor y mucha paz de asumir que siempre lo he amado, hay un ave volando dentro de la habitación y a mi padre le sale una mancha negra sobre el pecho.
Mi brazo derecho lo siento dormido y él tiene algo blanco en su mano izquierda (es energía mía). Hacemos intercambio de energías blancas y trato de quitar, con la mano derecha, parte de la mancha negra y al intentarlo puedo ver cómo jalo en espiral esa mancha y se estira y se queda en mi mano la cual siento que se duerme más y libero eso negro hacia una luz que está arriba de ambos y la mancha se hace más pequeña pero no se desvanece completa por qué no me corresponde quitarla toda. Me siento en paz.
Después viene Daniel. Nunca lo he culpado, asumo la situación con más amor y enseñanza, no siento rabia hacia él.
Viene mi madre: puedo verla, me siento como niña de nuevo y me doy cuenta que tiene energía mía y yo de ella. La devuelvo con mi mano derecha misma que uso para tomar mi energía también. Le devuelvo el odio y miedo a mi padre que le pertenece a ella, no a mí.
Viene mi hermana Ana, hablo poco con ella. Lo que más recuerdo es que le devuelvo la energía que tenía de ella, se la acomodo en su abdomen, y tomo mi energía que ella traía en su mano izquierda.
Recuerdo que Lili me pide que me recueste y siento como si ya fuese a terminar y cerrar el ciclo y de un momento a otro comienzo a sentir unas ganas inmensas de llorar y como si estuviera atrapada me siento como si fuera una niña pequeña con una ansiedad inexplicable, siento muchísimo miedo por qué “no me siento yo”, se me adormece de las rodillas al cuello, pero se adormece mucho más mi brazo derecho, no sé su nombre solo sé que tiene entre 7-10 años siento el cuerpo helado y lo siento temblar incontrolablemente.
Se ve en mi ojos como destello de agua como cuando el sol golpea contra el agua y refleja las ondas y eso le hace sentir mucho más miedo, me provoca llorar más. Me siento muerta y trato de escuchar la voz de Lili, comienzo a sentir una luz y tibieza en la cara impresionante y ella quiere irse para allá y comienzo a sentir como mi cuerpo se relaja y despierta poco a poco, siento una paz enorme y después de relajarme, siento de forma abrupta que mi cuerpo se adormece de nuevo y comienza a temblar otra vez incontrolablemente, se siente muchísimo frío y siento otra sensación más grande.
Dice llamarse Claudia (1), dice que no quiero irse, que me conoce desde hace mucho y le gusta estar conmigo. Siento como todo mi cuerpo hormiguea muchísimo, el brazo derecho no lo siento en lo más mínimo, está completamente dormido.
Ella dice mucho que si se va, él me agarra y tiene miedo de irse y dejarme con él. Cuando lo dice, empiezo a sentir cómo se nubla mi ojo izquierdo, se hace negro todo, el ojo derecho sigue con luz y Claudia entiende que debe irse haciendo saber qué hay algo con ella que yo también puedo sentir, se siente como una presencia masculina enorme, de mi lado izquierdo.
Claudia se va y entro de nuevo en paz solo por unos segundos por qué algo de mi lado izquierdo presiona mi brazo, me arde y se duerme solo el lado izquierdo de mi cuerpo de forma muy intensa, siento unas inmensas ganas de gritar y pánico a que se quede aferrado a mí, no sé quién o qué es, solo sé que no me gusta y no lo quiero en mí.
Dentro de mis oídos se escucha un zumbido muy intenso y mucho ruido diferente, siento a Lili pedirme que le diga que no puede quedarse, que no pertenece a mí, siento como si me estuviera helando, hay muchísimo miedo en mi cuerpo……. de pronto veo una luz más intensa que las otras, la sensación de obscuridad se va por completo, mi cuerpo deja de tener frío y estar hormigueando, todo despierta y en mis oídos se escucha un silencio de paz perfecto, que puedo decir que hace mil años que no la sentía.
Desde ese día mi brazo derecho no se ha vuelto a dormir, fluyo más tranquila, algunas personas me perciben diferente. Mi papá percibió algo y está más tranquilo conmigo”.
Saludos y un abrazo de luz. Fernanda
(1) Nota de Lili Bosnic: Claudia es un personaje que dentro de la sesión terapéutica se conoce como “alma perdida”. Ocurrió que, casi al finalizar la sesión, Fernanda comenzó a temblar incontroladamente. Basándome en mi experiencia profesional e intuición le pregunté si había algún ser o entidad con ella, respondió que si y entonces le pedí que le prestara sus cuerdas vocales para que pudiera manifestarse. Así es como aparecen Claudia y otro ser (que no sabía su nombre) que estaban en el campo vibratorio de Fernanda, viviendo a expensas de su energía y provocando síntomas físicos desagradables para ella.
Luego de explicarles a ambos donde estaban, accedieron en irse a “la Luz”. La luz es ese lugar al que vamos todos después de morir y del que tenemos referencias a través del trabajo terapéutico que realizamos y también por numerosas testimonios de personas que han muerto por instantes y que regresan a la vida. Estas investigaciones es lo que se conoce como “experiencias cercanas a la muerte”.
Con este encuadre considero conveniente aclarar que en la práctica de la TVP tenemos dos objetivos: uno es terapéutico, traer a la conciencia lo que desde el subconciente nos está afectando, ya sean experiencias de los primeros años de esta vida, la experiencia vivida en el vientre materno (con esta técnica traemos al presente el registro de lo vivido) o experiencias de vidas pasadas, y el otro objetivo es espiritual y es justamente lo que ocurrió con Fernanda: se trata de acompañar a seres desencarnados que han perdido el camino de regreso a casa: la luz.
Escrito por: Lili Bosnic
Email del autor: lili@lilibosnic.com
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